- Hay 320.000 establecimientos en peligro y 1,6 millones de empleo en peligro
- En Barcelona solo se mantienen abiertos el 30% de los establecimientos hoteleros
Solo un balón de oxígeno en la campaña de Navidad podría salvar a miles de comercios, bares y restaurantes del cierre definitivo a partir de enero. Pero, a la espera de cómo evolucione la pandemia, las previsiones de las empresas son cada vez más pesimistas y todo apunta a que, lejos de lograr la ansiada recuperación, tanto los comercios como la hostelería se enfrentan a una debacle sin precedentes, con una masiva destrucción de empleo. Salvo que se produzca un milagro, se espera el cierre de hasta 250.000 comercios y más de 80.000 bares y restaurantes, lo que pone en peligro en total más de un millón y medio de empleos.
Desde la Confederación Española del Comercio, que agrupa a pequeñas y medianas empresas, admiten que “ahora mismo hacer previsiones de gasto o ventas es imposible porque va a depender mucho de las restricciones sanitarias que se vayan imponiendo”, pero alertan también de que “muchos comercios están esperando a la campaña de Navidad para ver si se puede salvar la situación o cerrar definitivamente”.
La llegada de la segunda oleada y la drástica ralentización del consumo ha provocado que la actividad haya caído ya hasta el 50% en muchos casos, lo que ha hecho saltar todas las alarmas. Y las previsiones de cierre, según la Confederación, alcanzan a la mitad de los negocios a final de año, lo que supone la desaparición de casi un cuarto de millón de establecimientos y 600.000 puestos de trabajo.
Aunque, la CEC acogió “con moderada satisfacción el acuerdo de prórroga de los Ertes alcanzado entre CEOE, Gobierno y sindicatos” y valoró positivamente que el Ejecutivo renunciara finalmente a la sectorialización de estas ayudas, considera que no es suficiente.
La patronal ha mostrado su preocupación por el hecho de que no haya una exoneración en las cuotas de la Seguridad Social para los Erres que se encuentran actualmente vigentes, a diferencia de los nuevos expedientes para los que sí se contemplan exenciones decrecientes en función del mes y número de trabajadores. En un contexto tan complicado como el actual, el sector considera que es de vital importancia para el comercio que todos los negocios que se encuentren en una situación de vulnerabilidad puedan contar con esta protección.
Además, la CEC considera que la prolongación de los Erte por si sola “difícilmente podrá frenar los cierres en cascada que ya se están produciendo”, por lo que reclama que, junto a estas nuevas medidas, se ponga en marcha también de forma urgente “un plan estratégico de reactivación que evite una catástrofe”.
De momento, los datos no son positivos y apuntan a que lejos de recuperarse, las ventas están acelerando su caída. En el caso del comercio textil, en el mes de septiembre las ventas se hundieron un 34%, de acuerdo con el barómetro que elabora mensualmente la patronal Acotex, quedando el acumulado anual con un descenso del 40,7% con respecto a 2019.
“Obviamente el motivo de la caída continúa siendo la crisis sanitaria Covid, en la que estamos inmersos. A pesar de poder abrir las tiendas, más del 15% de los establecimientos todavía no han abierto sus puertas”, explican en esta organización.
La patronal del comercio textil alerta, además, de que a pesar de las rebajas y las promociones tan agresivas que se han llevado a cabo, el consumo no ha mejorado y así se ve en la evolución de ventas de los últimos meses. Tras llegar a hundirse casi un 90% en abril con el confinamiento y hasta un 72% en mayo; en junio la caída fue del 25,8%, en julio del 22,5% y en agosto del 32,8%.
Incertidumbre
Pero si los datos y las previsiones en el comercio son malos, en la hostelería la situación no es mucho mejor. Desde la patronal Hostelería de España asegura que “con este panorama de incertidumbre, cambio de medidas continuas y falta de seguridad es complicado hacer previsiones”, insistiendo también en que “si se cumplen las medidas anunciadas de cierre en el interior de los establecimientos de hostelería vamos a pérdidas por encima del 70%”. El sector avisa de que todo dependerá de las medidas restrictivas que se impongan e insiste, una y otra vez, en que no se les puede responsabilizar de la propagación del virus.
Las previsiones del sector van empeorando poco a poco, según avanzan los meses, y apuntan ya cierre de más de 85.000 locales, lo que supondrá la pérdida de 400.000 empleos. Es decir, que uno de cada cuatro puestos de trabajo está en peligro. Antes del verano se estimaba el cierre de 40.000 establecimientos, menos de la mitad, pero ante las nuevas restricciones y cambios continuos de criterio esa cifra se ha superado ya -se calcula que han cerrado unos 50.000 bares y restaurantes- y son muchos los que esperan ya un milagro para evitar el cierre.
Miles de propietarios de pequeños negocios de todo el país están preparando así un aluvión de demandas contra el Estado para exigir una indemnización por la caída de las ventas de sus negocios y la quiebra de muchos de ellos a raíz de las restricciones impuestas a causa de la pandemia. José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, explica “el importe total de las reclamaciones podría superar los 40.000 millones de euros”. La patronal va a canalizar las acciones legales y ofrecer la asesoría jurídica, aunque al final tengan que ser cada una de las empresas las que presente una reclamación a título individual.
La crisis producida por el Covid-19 ha frenado temporalmente también el potente crecimiento que las grandes cadenas de restaurantes venían experimentando en España en los últimos cinco años. Se estima que la crisis ha provocado ya al conjunto del sector la pérdida de 7.000 millones de euros de ventas sólo en el periodo del 15 de marzo al 30 de junio de 2020, comparado con el mismo periodo del año pasado. Con una caída acumulada de las ventas del 43% hasta agosto, la previsión es que el año se cierre con unas pérdidas de 16.000 millones en ventas.
Así se recoge, de hecho, en el III Anuario de la Restauración de Marca elaborado por Marcas de Restauración, The NPD Group y KPMG. Al igual que ocurre con los pequeños establecimientos, la principal causa de esta caída de la facturación ha sido la reducción de la afluencia de consumidores a los establecimientos como consecuencia de las medidas de cierre y otras limitaciones y restricciones impuestas por las Administraciones Públicas para hacer frente a la crisis sanitaria, así como por las reticencias a consumir fuera de casa ante el avance del virus.
En este contexto, entre enero y junio de 2020, el número de visitas en el mercado español de foodservice se ha contraído en un 43,1%.
Madrid y Cataluña
Las situaciones más complicadas en este momento están en Madrid y Cataluña. En el primer caso, después que el Gobierno declarara el Estado de Alarma la hostelería debe cerrar a las once de la noche, aunque solo se admitirán nuevos clientes hasta las diez. Además, se prohíbe el consumo en la barra de los bares y el aforo en los distintos locales se limita al 50% en el interior y al 60% en el exterior, prohibiendo que haya más de seis personas cada mesa a solo seis personas.
Muy crítico con la gestión del Gobierno, el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, insiste en que “somos el país con los peores datos económicos y de salud de toda Europa y están tomando medidas totalmente arbitrarias y sin ninguna justificación ni evidencia científica, que nos llevan al desastre, a la ruina de miles de empresas”.
La patronal reclama a Sanidad que presente los informes que acrediten las nuevas restricciones y recuerda que hay estudios, como el del Servicio Británico de Salud, que van en la línea contraria. “En Reino Unido, donde la hostelería tiene como aquí un papel muy relevante con los pubs, ha quedado acreditado que solo el 3% de los contagios tiene lugar en este tipo de establecimientos”, dice Yzuel, que prevé un otoño muy negro para el sector.
En el caso de Cataluña, las nuevas restricciones fijadas desde el pasado viernes, con el cierre obligado de 15 días para bares y restaurantes y la limitación del 30% del aforo para el comercio, ha agravado la situación de estos sectores.
Desde el Gremio de Restauración de Barcelona se advierte de que un 15% los 9.000 bares y restaurantes de Barcelona -que emplean a unas 80.000 personas- ya han cerrado desde el inicio de la pandemia, pero que si la situación empeora podría destruirse la mitad del sector.
El presidente del Gremio, Roger Pallarols, muestra el rechazo del sector a la “criminalización” que sufren con las medidas del Govern porque les viene aplicando restricciones desde el pasado mes de julio cuando los protocolos de prevención y seguridad en los establecimientos son muy altos y no son la fuente de contagio por Covid-19.
Los restauradores creen que este segundo cierre afecta a unos 35.000 locales en toda Cataluña, la mayoría pequeños propietarios. Reclaman que “no se destruya un motor de la economía catalana”. “No puede ser que la Covid-19 se lleve por delante todo nuestro tejido productivo”, defendió Pallarols.
En hostelería el panorama no es mucho mejor. El Gremio de Hoteles de Barcelona ya constató desde el minuto cero del anuncio de las medidas múltiples cancelaciones y la paralización de entrada de nuevas reservas, hasta el punto de que muchos establecimientos -de los pocos que estaban abiertos- decidieron volver a cerrar. La situación “se está volviendo dramática por momentos”, explicó el gremio.
Los hoteleros recuerdan que en la ciudad apenas se mantienen abiertos un 30% de los establecimientos “con ocupaciones irrisorias”, con una campaña de verano que ha sido casi inexistente y con unas previsiones de reactivación “muy malas” para los próximos meses por, además, el goteo constante de cancelaciones de grandes acontecimientos previstos en Barcelona.
Los comerciantes también ven cómo la demanda se contrae. Tras un repunte en los meses de junio y julio, y el parón de agosto, “septiembre ha sido desastroso”, explica Roger Gaspà, presidente de Foment Comerç. Y en textil, “las compras están cayendo en picado”. Las razones, como en la crisis de 2008, son un aumento del ahorro y un descenso del endeudamiento familiar, y una disminución del consumo”.
Los comerciantes advierten de que una mala campaña de final de año -que iría desde los días previos al Black Friday a la antesala de las rebajas de enero- puede devastar al sector. “El ser o no ser del 20% del comercio depende de las ventas de noviembre y diciembre”, señala Gaspà y constata que cualquier actividad que vaya destinada a impulsar las ventas y dinamizar la demanda “será bienvenida”. Pero todo dependerá de cómo se comporte la demanda, y el Covid-19.
Concreta que, en el Black Friday, e incluso hasta Reyes, “habrá muchos empresarios que buscarán políticas muy agresivas en precio y descuentos” y que, en general, será una campaña para “liquidar stocks y generar tesorería sacrificando márgenes comerciales para poder sobrevivir”. Otra gran parte intentará mantener márgenes lo máximo posible, porque cada establecimiento tiene sus particularidades.
Insiste Gaspà, en que el comercio ha invertido más 550 millones en medidas para garantizar la seguridad de sus clientes ante el Covid-19 y que las administraciones han de ser las primeras en difundir que “el comercio es seguro” e incentivar actividades de promoción.
Por su parte, Pròsper Puig, vicepresident de la Fundació Barcelona Comerç, asegura que los próximos meses son esenciales para salvar el año porque, según los segmentos de actividad, la campaña de Navidad supone entre el 25% y el 40% del negocio anual. Además, los establecimientos ya se han preparado y tienen los productos en stock para una campaña que se preveía “de una cierta normalidad”.
Ejes comerciales como el Paseo de Gracia han visto reducirse un 40% la afluencia de transeúntes, pero mantienen sus esperanzas en la campaña de Navidad, explica Luis Sans, presidente Amics del Passeig de Gracia. La zona ha perdido el turismo extracomunitario y algo del resto de Europa y de España, pero confían en los barceloneses. La Rambla, vacía de turistas, también quiere atraer a los vecinos de Barcelona, según Fermín Villar, presidente de Amics de la Rambla.
Ofertas de derribo en el turismo
El turismo está lanzando ofertas de derribo para tratar de reanimar la demanda de los próximos meses, ante el dramático desplome de las reservas y la incertidumbre sobre la reactivación de los viajes de negocios y el turismo en grandes ciudades como Barcelona o Madrid. En septiembre las reservas cayeron a un 10% de lo registrado en 2019 y las de octubre a un 5%, según informa Ceav.
El sector confía en la “última hora” para generar algún ingreso antes de echar el cierre o aparcar más aviones, pero la Navidad se presenta difícil
Fuente; eleconomista.es