Ferrovial jubila la marca Agroman a los 93 años

Estrena la denominación de Ferrovial Construcción para la división de obras

Una de las marcas con más solera del empresariado español, la de la constructora Agromán, ha pasado a la historia. El grupo Ferrovial ha decidido cambiar la denominación de su división de obras, Ferrovial Agroman, por el nombre de Ferrovial Construcción. Un cambio que afectará a la mayor parte de las sociedades y países donde trabaja. Atrás quedan 93 años de muy buenos y también muy malos momentos.

La compañía que preside Rafael del Pino ha hecho evolucionar la marca, que ya había perdido su tilde años atrás, optando por un nombre “más internacional y alineado con el resto de áreas del grupo”: Ferrovial Autopistas (Cintra), Ferrovial Servicios y Ferrovial Aeropuertos. El nuevo logo de Construcción mantiene la tipografía y colores amarillo y gris característicos de Ferrovial.

“Nos ha costado mucho tomar esta decisión pues buena parte de nuestra trayectoria ha estado asociada al nombre Agroman, pero nos parecía el momento más adecuado para actualizar la marca buscando una mejor penetración en los mercados anglosajones”, ha señalado Ignacio Gastón, consejero delegado de Ferrovial Construcción.

Cuando Ferrovial compró Agromán, esta atravesaba una dura crisis y amasaba pérdidas multimillonarias

Llegó en crisis a manos de Del Pino

Agroman entró en el perímetro de Ferrovial en 1995, cuando Rafel del Pino padre la adquirió a Banesto, fusionándose ambas compañías en 1999. Agromán venía sufriendo previamente una dura crisis, con pérdidas que rebasaron los 30.000 millones de pesetas en el trienio 1993-1995, con Mario Conde al frente de la entidad financiera.

Las ofertas que llegaban al banco, por parte de firmas como Dragados o la francesa Bouygues, no pasaban de una peseta, a lo que los potenciales compradores sumaban la petición de créditos blandos. Por entonces, la constructora apenas empleaba 3.000 personas frente a las casi 20.000 de sus mejores tiempos.

Ferrovial se hizo con el 80% de Agromán por 2.000 millones de pesetas, cuentan las crónicas de aquellos años, e inyectó otros 1.200 millones para sanearla. La compañía remontó en manos de Del Pino y ya ganaba 1.200 millones en 1997, alcanzando un beneficio de 3.000 millones en 1998.

Agromán había sido fundada en 1927 por José María Aguirre y José San Román (la suma de sus apellidos conformó la marca Agromán), y durante décadas formó parte de un ramillete de referencias históricas como Obrascón, Huarte, la propia Ferrovial, Dragados, FOCSA, Cubiertas y MZOV, Ginés y Navarro, y un largo etcétera. Su primera obra, la ampliación del puerto de Bilbao. Después vendrían proyectos de notable visibilidad como el Hipódromo de Madrid, la Torre de Madrid y el Edificio España, aunque en realidad no hay rincón del país donde Agromán no haya puesto su sello.

Ya de la mano de Ferrovial ha participado o liderado proyectos de renombre internacional como la T2 de Heathrow, la T4 de Barajas, el museo Guggenheim de Bilbao, líneas de AVE en España o el proyecto ferroviario londinense del Crossrail.

Durante décadas, Agromán formó parte de un ramillete de referencias históricas como Obrascón, Huarte, la propia Ferrovial, Dragados, FOCSA, Cubiertas y MZOV, Ginés y Navarro, y un largo etcétera

La nueva marca Ferrovial Construcción se implantará en países como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, España, Australia, Colombia y Chile, entre otros. Pero visto el grado de implantación en sus mercados naturales, Ferrovial mantendrá el nombre de filiales de construcción como Budimex, en Polonia, y Webber, en Estados Unidos, así como los de otras filiales especializadas, como Cadagua, Ditecpesa, Edytesa, Tecpresa, Ferconsa, PLW y SCC.

 

Fuente; cincodias.elpais.com

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