Los españoles son los europeos que más se empobrecen en la ‘era Sánchez’

Alicante, 12-09-2022.

  • Sólo Austria e Italia registran retrocesos en este capítulo
  • España pierde casi 1.000 euros en PIB real per cápita en los últimos 5 años

El problema de la pérdida de riqueza que sufren los españoles está muy lejos de limitarse a los daños que provocan los altos precios actuales. El empobrecimiento se remonta en el tiempo más allá de la actual crisis, e incluso de la provocada por el coronavirus. Lo demuestran lo datos más recientes de Eurostat, al revelar que España es el país en el que más ha descendido el PIB real (del que se excluyen los efectos coyunturales de la inflación) por habitante, coincidiendo con el periodo de Gobierno del presidente Pedro Sánchez.

La pérdida entre el año 2021 y el cierre de 2017 (el actual jefe del Ejecutivo llegó al poder sólo seis meses después) asciende a casi 1.000 euros, al caer la riqueza por habitante de los 24.430 euros que se registraban hace un lustro, hasta los 23.510 que Estadística atribuye al pasado ejercicio (el último dato actualizado).

Una brecha de ese tamaño resulta inaudita en la eurozona. No en vano, del total de 19 países que componen la Unión Monetaria, solamente Italia y Austria han mostrado descensos en esa variable en el periodo estudiado y, además, son mucho menores.

En el caso de los austriacos, su renta disponible por cabeza ha menguado 120 euros, al pasar de 36.980 a 36.860 euros. En lo que respecta a los italianos, el descenso es todavía de menor cuantía, situándose en apenas 30 euros.

Pero la comparativa se vuelve especialmente adversa para nuestro país considerando que los crecimientos de la renta per cápita en el último lustro constituyen la norma en la eurozona. Lo demuestra especialmente el caso tan llamativamente positivo de Irlanda, ya que en el país insular se ha producido un espectacular incremento desde los 53.400 euros per cápita de 2017 hasta los 70.530 de 2021.

Mejoría generalizada

Las mejorías marcan la tónica que se da tanto entre las grandes economías, Alemania y Francia especialmente, como entre aquellas de más pequeño tamaño como Malta, Chipre, Grecia o las repúblicas bálticas, en las que la integración en zona del euro parece haber tenido efectos especialmente positivos, en lo que respecta al aumento de la riqueza de sus habitantes. El mal desempeño de España en este ámbito, frente a la tendencia europea generalizada, constituye un problema de tanto arraigo que ni siquiera en la época del milagro económico español, en los años previos a la crisis de 2008-2013, se ha logrado revertir. El entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero hablaba de sus planes para que ingresara en lo que llamaba la Champions League de las grandes economías europeas, lo que suponía “igualar o superar en cuanto a riqueza por habitante” al gran referente desde este punto de vista: Alemania.

La perspectiva del ‘ppp’

Es cierto que, en su momento, pareció una meta factible si se toma en consideración otro de los métodos más frecuentes para calibrar esa variable que también elabora Eurostat, basado en la llamada paridad de poder adquisitivo (ppp según sus siglas en inglés). En 2011, los españoles estaban muy cerca de igualar el promedio comunitario desde esta óptica, al situarse en 93 puntos, frente a las 100 unidades que marca el nivel atribuido al conjunto de la eurozona, que se utiliza como referencia. Es más dicho registro se acercaba notablemente al 105 que Italia mostraba en el mismo periodo de tiempo.

Los españoles no volvieron a recuperar ese nivel de poder adquisitivo (los mencionados 93 puntos) precisamente hasta 2017 y fue por muy poco tiempo, dado que en 2018 esa cota había descendido dos puntos.

En cuanto a su situación actual, los últimos datos de Eurostat muestran que el indicador perdió en 2020 la barrera de las 90 unidades y la brecha con respecto a la media comunitaria ha vuelto a niveles propios de la primera década de este siglo, en los primeros años de vida del euro. Llegados a este punto, cabe preguntarse qué debilidad presenta España que no se repite en sus homólogos europeos.

Los expertos del laboratorio de ideas Bruegel en Bruselas aseguran que pueden ser múltiples los factores que influyen pero, en el caso español, apuntan a la “baja productividad” de su economía como la causa más probable, debido al gran peso que los sectores de bajo valor añadido atesoran en el sistema económico español.

También influye el fuerte crecimiento del empleo público, que cuadruplica (en términos relativos) el avance propio del sector privado desde la etapa pre-crisis.

A todo ello se suma la considerable presencia, durante muchos trimestres seguidos, de personas en la población activa que no trabajan a tiempo completo, por sujetarse a un contrato fijo discontinuo o encontrarse sujetos a expedientes temporales de regulación de empleo.

Resulta significativo que la productividad descienda en nuestro país incluso en momento de crecimiento del PIB, como mostraron los datos de Contabilidad Nacional a lo largo de gran parte de 2021 e incluso en el inicio de 2022.

Fuente; el economista.es

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