El Gobierno español elude incentivos al turismo que sí da el resto de Europa.

  • Mientras Moncloa impone cuarentenas nuestros vecinos abren pasillos turísticos
  • Francia destina 18.000 millones al turismo; Italia, 5.000 y España nada

El Gobierno de Pedro Sánchez es el gran ausente en el apoyo al turismo que abordan los países de Europa. Ante el comienzo de la desescalada, las grandes economías se ponen las pilas para salvar el verano: Francia ha anunciado ayudas por 18.000 millones al sector, e Italia destinará 5.000 millones. España elude estos incentivos pese a que el turismo pesa más que en los otros dos países: un 15 por ciento del PIB frente al 13 de Italia y al 8 de Francia, según datos del Banco Mundial.

“El turismo se está enfrentando a lo que probablemente es el peor desafío en su historia moderna. Ya que es una de las joyas de la corona de la economía francesa, rescatarlo es una prioridad nacional” dijo este jueves el primer ministro galo Edouard Philippe al anunciar el plan de 18.000 millones en ayudas. Además del soporte económico relacionado con los Ertes, París destinará 3.000 millones a inversiones directas (garantizadas por entidades financieras públicas) en las grandes empresas del sector, mientras las pymes (hasta 20 empleados y 2 millones de volumen de negocio) podrán recibir préstamos de 10.000 euros procedentes de un fondo de solidaridad. Además, se suspenden impuestos y cotizaciones mientras las empresas estén cerradas, con un coste para las arcas públicas de 2.000 millones según el Elíseo.

En la noche del miércoles, también el Ejecutivo italiano presentó su plan de estímulo: una inyección de 55.000 millones de los que 5.000 se destinarán específicamente a turismo (4.000 millones) y cultura (1.000 millones). “Esto demuestra que por fin se reconoce la importancia estratégica de estos dos sectores para nuestro país” dijo el ministro del ramo, Dario Franceschini.

Italia, de hecho, teme ser la gran excluida, junto a España, de los flujos turísticos de los próximos meses. Ambos países son los más afectados por el virus y temen la rivalidad de Grecia, Croacia, Chipre y Malta que, gracias a una situación sanitaria mejor, ya se están preparando para aprovechar la apertura de fronteras de los países del norte de Europa.

Durante las últimas semanas la Comisión Europea auspició un programa coordinado para la regulación de los flujos turísticos, pero sin resultados. Así que mientras España impone una cuarentena de 14 días para los viajeros extranjeros, otros países están negociando para crear “corredores turísticos” que no impongan a los turistas ningún tipo de restricción. De momento hay negociaciones entre Francia y Reino Unido para un corredor preferente, mientras Grecia, Croacia, Chipre y Malta están negociando acuerdos con Austria, Suiza, Alemania y otros países de Europa del Norte.

Roma no quiere quedarse atrás, aunque el país sigue teniendo graves problemas sanitarios con entre 100 y 200 fallecidos al día por coronavirus. El ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, negocia acuerdos con Alemania, Rusia y China, apostando sobre todo por las buenas relaciones entre con Pekín y Moscú, afianzadas durante la emergencia con el envío de ayudas chinas y rusas al sistema sanitario italiano.

Italia está intentando también estimular el turismo interno: los transalpinos difícilmente podrán viajar a otros países y tendrán que veranear en las localidades más cercanas a sus casas. De momento las medidas de seguridad dificultan la acogida de turistas, pero las regiones (sobre todo las del Sur, que tienen pocos casos de coronavirus) están trabajando para adecuarse: el Gobierno ha propuesto un espacio de 4 metros cuadrados por familia en las playas con servicios privados (las que alquilan sombrillas y tumbonas que son la mayoría en el país) y un sistema para reservar el espacio y mantener las distancias en las playas públicas sin servicios.

Ayuda directa en bonos

De los 4.000 millones asignados al sector turístico por el Gobierno italiano, 1.400 millones son reducciones de impuestos (sobre todo regionales y sobre inmuebles), mientras que 2.600 millones se distribuirán a las familias como bonos de vacaciones: 500 euros por cada familia (150 por persona, 300 por pareja) para veranear en una localidad italiana. Quien reserva una estancia en un hotel, centro turístico, establecimiento de turismo rural hasta diciembre de 2020 tendrá un descuento inmediato del 80%, y el otro 20% se lo podrá descontar de los impuestos. De momento solo Viena, la capital de Austria, ha pensado un estímulo parecido con un bono de 50 euros para las familias que van al restaurante. “Este verano no nos quedaremos en el balcón. La belleza de Italia no permanecerá en cuarentena. Podremos ir al mar, a la montaña, gozar de nuestras ciudades” dijo el primer ministro transalpino Giuseppe Conte.

Los dos países más afectados por el coronavirus, España e Italia, que son también dos de las principales economías turísticas del Continente, peligran con quedarse al margen de la desescalada turística a nivel europeo. Varios países de Europa Central como Alemania, Austria y Suiza están estudiando volver a abrir, durante las próximas semanas, sus fronteras con los países cercanos o con otros que tengan un nivel bajo de contagios. Las limitaciones en vigor en España e Italia de momento impedirían la llegada de turistas, mientras facilitarían los desplazamientos de viajeros hacia países de la UE con muchos menos casos como Grecia, Croacia, Chipre o Malta.

Francia pondrá en cuarentena a los españoles

Francia pondrá en cuarentena durante 14 días a los viajeros procedentes de España que entren en su territorio, en reciprocidad por la medida adoptada por el Gobierno español con todos los viajeros foráneos, informó el Elíseo. Salvo aquellos casos exentos de la cuarentena como los trabajadores transfronterizos, Francia aplicará esta disposición el mismo tiempo que esté en vigor en España, en principio desde este viernes hasta el fin del estado de alarma, el 24 de mayo, y sus eventuales prórrogas. La decisión se ha adoptado, según la Presidencia francesa, por “razones sobre todo políticas y también de eficacia“: “No podemos imaginar que el paso de un país a otro sea más fácil que a la inversa”, señalan.

 

Fuente; eleconomista.es

 

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