Cualquier ciudadano que haya escuchado la comparecencia del Presidente Sanchez del primer paquete de medidas económicas propuestas para paliar la emergencia del coronavirus, tiene que estar llorando en cualquier esquina. Antes de entrar en materia de análisis, las normas que ha puesto encima de la mesa son las siguientes:
- Adelanto de 2.800 millones de euros a las CC.AA. para paliar el coste sanitario. Ojo al matiz, adelanto a cuenta, no ayuda directa. Adicional, un paquete de 1.000 millones a Sanidad del fondo de contingencia.
- Paquete de 25 millones de euros para familias con cheque comedoraprobado, sin concretar cómo ni cuándo ni de qué manera.
- A efectos empresariales, aplazamiento de 6 meses para pymes (sic) a seis meses sin intereses.
- Línea del ICO de 400 millonespara empresas del sector turístico, hostelero y transporte.
- Anulación y cambios de billetes en Renfesin coste desde el 16 de marzo.
Centrándonos sólo en las medidas económicas, que es el objeto de este blog, vemos que el Gobierno ni tiene plan económico, ni se le espera ni tampoco saben por dónde tirar. El problema fundamental y que el Gobierno no quiere o no se da cuenta es que las empresas no están viendo dificultades, el problema es que se están cerrando y parando al completo de manera temporal.
Cualquier empresa que esté vinculada al sector turístico o afín, ha visto cómo sus ingresos pasan a ser cero de la noche a la mañana y cómo tiene a sus equipos de producción completamente ociosos. Este mismo efecto, se está trasladando ahora mismo a todo el sector servicios de las zonas afectadas de verdad. En Madrid están cerrando comercios, gimnasios, clínicas de fisioterapia, hostelería… Miren a su alrededor en las zonas afectadas y me cuentan qué ven.
Estos cierres, lógicamente, deberán ser temporales y el problema fundamental que tienen que afrontar estas empresas, más grandes o más pequeñas, son los recursos humanos. El proceso para suspender los contratos de trabajo son los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo Temporales. Este procedimiento, envía al trabajador al desempleo durante el periodo transitorio, la empresa sigue cotizando por él y en el momento que la crisis sanitaria desaparezca, se vuelve a contratar respetando antigüedad, puesto, salario…
La primera medida lógica es que se tenía que haber puesto encima de la mesa es la supresión de costes laborales directos en empresas que ven cómo su producción se desmorona, que no tienen ingresos y que lógicamente no pueden pagar nóminas ni seguridad social de manera indefinida sin ingresos.
El procedimiento del ERTE ni es rápido, ni barato ni inmediato y no facilitar este procedimiento de suspensión laboral de manera inmediata por causas excepcionales como son las que tenemos encima de la mesa, va a provocar a medio plazo que empresas afectadas por el coronavirus, se vean en situación crítica de una manera muy rápida y terminen en concurso de acreedores y cierre final.
Sobre la medida de los aplazamientos, tenemos que tener en cuenta que dicho mecanismo ya existe con un tipo de interés del 3,75% anual (ridículo y muy asumible) con el límite de 30.000 euros por contribuyente sin necesidad de presentar garantías adicionales. El mecanismo de aplazamiento si excluye los pagos de IRPF o retenciones de otro tipo, pagos a cuenta del impuesto de sociedades, pero no excluye IVA o la cuota final del impuesto de sociedades.
En principio, el Gobierno no cobrará intereses en seis meses y no se ha precisado si el límite de 30.000 euros desaparece o no. Pero el mal de fondo es que una empresa que no tiene ingresos, no genera IVA a pagar y respecto los pagos fraccionados de sociedades o retenciones, no es el principal problema, si pagamos un 3,75% de interés anual o no pagamos nada.
Como decía antes, el problema es que si no puedo hacer un ERTE rápido y ágil, las empresas se ven obligadas a los despidos, agravando su situación económica futura y su posterior recuperación y mantenimiento de empleo.
Asimismo, haber dotado de una línea de flexibilidad para renegociar por la vía rápida la amortización de préstamos o cumplimiento de obligaciones mercantiles, son las circunstancias que pueden hacer que una empresa pueda volver a abrir la puerta con normalidad una vez pase el chaparrón.
Os pongo un ejemplo sencillito para que se entienda. Un gimnasio con 8 empleados en plantilla, unas cuotas de leasing de 15.000 euros al mes, alquiler de instalaciones de 12.000 euros y que se ve obligado a cerrar hoy en el centro de Madrid tal y como está pasando. Este gimnasio necesita un circulante mínimo de 50.000 euros al mes sólo para pagar los gastos fijos que acabo de describir. Si no tiene opción de paralizar de manera inmediata sus costes laborales, parar durante un mes o dos el pago de alquiler y amortización de leasing para posponerlo a futuro y sólo puede tener a sus empleados de vacaciones, posiblemente pueda afrontar los gastos de marzo y mitad de abril, pero a finales de abril, la empresa está en concurso de acreedores y cerrada.
Este Gobierno no es consciente que este escenario no es una crisis normal, es una paralización económica inmediata de gran parte del sector servicios en las zonas afectadas por el coronavirus y por extensión al resto de España y que, si no dotamos HOY a las empresas de mecanismos que le ayuden a parar en seco, para que puedan arrancar MAÑANA, está condenando otra vez el futuro económico del país a una crisis importante.
Fuente; elblogsalmon.com