Dependemos más que nunca de la tecnología, pero no nos preocupamos de ella

Hoy en día la gran mayoría de las empresas dependen de un programa, un servicio, etc. para llevar a cabo su trabajo. Dependemos más que nunca de la tecnología, pero no nos preocupamos de ella. ¿Qué pasa si mañana al llegar al despacho tu ordenador no arranca? ¿Y si no lo hace el servidor? ¿O ha fallado el servicio al que nos conectamos?

La mayoría de las organizaciones no tienen un plan B. No se trata ya de no poder abrir la persiana, sino de que no sabemos cuanto vamos a tardar en recuperar la normalidad. En el peor de los casos ni siquiera saben si se hacen o no copias de seguridad o qué es lo que dichas copias guardan.

 

La ley de la mínima inversión

Hoy en día la cuestión no es si nos pasará a nosotros o no, es más bien saber cuándo nos pasará a nosotros. Porque hay un viejo dicho según el cual hay dos tipos de empresas, las que han perdido datos y las que los van a perder. Y la realidad es que los ciberatacantes, no nos atacan porque les importen nuestra información, lo hacen porque pueden, y lo harán con todos los que puedan.

Pero no importa. Hasta que una empresa no se ve afectada no toma conciencia de la importancia de cuidar sus herramientas, de la tecnología de la que depende su día a día. Porque generalmente esto tiene un coste, en dinero, en tiempo, y muchas no quieren asumirlo. Mientras funcione no nos preocupamos.

La previsión es que no nos va a pasara a nosotros

Otras realmente si tienen un plan, invertir lo menos posible. Si pasa algo ya llegará el momento de echarse las manos a la cabeza, de pedir explicaciones a terceros y eludir responsabilidades. Pero lo cierto es que los datos, la información, las herramientas son nuestra responsabilidad.

No se trata solo de perder datos, de no poder trabajar durante un tiempo, sino también de un daño en la reputación de nuestra empresa, de la pérdida de confianza de nuestros clientes, que puede suponer una pérdida de facturación a corto plazo. Por eso muchos ocultan este tipo de problemas, tratan de que no se conozcan.

Afortunadamente no todas las empresas son así. También están las que, igual que contratan un seguro para cubrir determinados incidentes, prefieren ser previsoras e invertir, para prevenir, para recuperase rápidamente de un ciberataque o para que sus empleados tengan herramientas que les permitan ser productivos, sin estar renegando de la tecnología porque ellos son más rápidos o hábiles que las máquinas que manejan.

 

Fuente; pymesyautonomos.com

 

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